sábado, 17 de mayo de 2014

neurobiologia del estres





Coordinación: Alfonso Escobar.


Departamento de Biología Celular y Fisiología, Instituto de Investigaciones Biomédicas,
UNAM, Ciudad Universitaria, 04510, México, D.F.

Generar estrés es una expestrés se hallan a “la vuelta de la esquina”, al lado de cada uno de nosotros. Afortunadamente, el mecanismo evolutivo en la escala animal dotó al Hombre-, y prácticamente a todos los vertebrados, de estructuras que protegen la integridad corporal y exriencia diaria a lo lar-go de cada día de vida, los estímulos que  generan
la salud durante un periodo agudo de estrés, que capacitan al individuo en ese momento, y le proveen de los elementos necesarios para “la lucha o la huida”, de los cambios necesarios para mantener el funcionamiento en el medio interno,
en otras palabras, para mantener la homeostasis,Conocemos las constantes corporales normales bajo
condiciones de reposo, constantes sanguíneas como el volumen y número de hematíes, leucocitos y plaquetas, factores de coagulación, niveles de glucosa y otros metabolitos, así como la presión
arterial, temperatura, ritmos cardiaco y respiratorio, y muchas otras constantes. Cada una de esas
constantes cambia en el momento que actúa un estímulo generador de estrés. La respuesta normal
al estrés lleva a los sistemas corporales a manifestarse conjuntamente para proveer al organismo
humano de una de las más sofisticadas y poderosas defensas que nos permite reaccionar ante una emergencia, producir los cambios necesarios y enfrentar una situación de peligro, de tal modo que glándulas, hormonas, corazón, pulmones, los sistemas vascular e inmune, proveen al organismo de los elementos necesarios para los cambios, aumento en el combustible, energía, oxígeno, actividad muscular,resistencia al dolor, incremento de la atención y agudeza mental, y aumento transitorio e inmediato de las defensas contra infecciones. Sin embargo,si los estímulos estresantes se asocian, tienden aacumularse y  ejercen su efecto en forma crónica, se pasa entonces de la respuesta al estrés, del estado de estrés a estresado*. En este último, el individuo es incapaz de mantener la homeostasis. En pocas palabras, el estrés protege en situaciones agudas,



*    Estresado,    del inglés stressed-out que significa estar sujeto a
altos niveles de estrés físico y psicológico.

6 Rev Mex Neuroci 2006; 7(1)




es una consecuencia inevitable de la vida en un mundo que se mueve continua y rápidamente. Por
ende, resulta paradójico que un sistema diseñadopara protección se constituya en una amenaza cuan-
do actúa en forma crónica, ya que puede generarestados serios de enfermedad.En términos generales, los cambios generados  por las múltiples situaciones cotidianas, desde el ponerse de pie después de una noche de reposo, o el presentarse ante una audiencia, requieren del ajuste corporal en todas las áreas antes mencionadas. Actualmente para referirse a los cambios inmediatos que genera el estrés es preferible el término alostasis que se considera más preciso que el de homeostasis. Cuando los cambios generados por el estrés no logran el nivel necesario, cuando la alostasis es deficiente, cuando el individuo se halla exhausto por lo intenso del estrés, cuando el estrés “no se apaga a tiempo”, entonces se cae en lo que se denomina carga alostásica.2
Desde luego que el desarrollo de la carga alostásica desde una situación de alostasis, es variable de un individuo a otro, lo cual depende de la experiencia, del estilo de vida y de la carga genética. Pero no todo se debe a los estímulos estresores que provienen del exterior, si el individuo reduce voluntariamente el periodo de sueño que debe tener, el organismo genera alostasis y eventualmente una carga alostásica. Si se crea ansiedad por el reto que constituye presentar un examen, si se ingieren alimentos ricos en grasa por una dieta no balanceada, o si se confronta un periodo de ayuno prolongado, si se vive una vida sedentaria, o la exposición a un ambiente caluroso o extremadamente frío, todo ello hace al individuo susceptible de carga alostásica y por ende le pone en riesgo grave de afectar el estado de salud. No cabe duda que la mente humana es poderosa y logra que la relación percepción y respuesta fisiológica ante una situación virtual de amenaza también desencadene alostasis.
Los efectos psicofisiológicos del estrés crónico repercuten seriamente en la salud del ser humano.
Así como el estrés crónico genera enfermedades, las enfermedades, a su vez, producen más estrés, de
tal forma que este círculo vicioso engloba al afectado de manera interminable. Diversas entidades pa-


tológicas se hallan estrechamente vinculadas al efecto deletéreo del estrés, tanto como factor
desencadenante como factor que agrava la sintomatología. Sólo, como mención de interés,
la piel del individuo es muy susceptible al estrés que puede generar trastornos alérgicos, urticaria,
caída del pelo con formación de placas de alopecia psicogénica areata (pelada), neurodermatitis,
despigmentación, vitíligo. Dado que el sistema nervioso autónomo es el efector periférico de la
alostasis, las vísceras también generan respuestas graves, desde la intensa diaforesis corporal, sobre
todo palmar, que se desencadena ante el reto de una situación inesperada, amenazante. En el siste-
ma digestivo gastritis, úlcera péptica, colitis con fenómenos diarreicos y dolorosos, constipación. En
el sistema vascular, hipertensión arterial sistémica, ateromatosis arterial con sus complicaciones, arrit-
mia cardiaca y aumento del fibrinógeno por la descarga adrenérgica. En el sistema respiratorio
hiperventilación, disnea psicógena asociada a ansiedad, episodios asmatiformes o crisis bien defini-
das de asma. En el sistema inmunológico la disminución de las defensas contra infecciones, cuya
manifestación más frecuente es el resfriado, la gripe de origen viral; artritis reumatoide u otras en-
fermedades autoinmunes. En el sistema nervioso el estrés psicológico produce trastornos funcionales
tales como incapacidad de concentrase en las actividades cotidianas, irritabilidad e inestabilidad emo-
cional, cefalea tensional, episodios de migraña, insomnio, depresión, reducción de las funciones
cognoscitivas y en lo que concierne a estructuras neurales, atrofia del hipocampo2 y, recientemente,
se ha hecho mención de fenómenos desmielinizantes como en la esclerosis múltiple3-5. El estado emocio-
nal que resulta de eventos traumáticos significativos en la vida de un individuo, tales como estar en com-
bate, violación, maltrato infantil, accidentes automovilísticos, conllevan al llamado trastorno
postraumático por estrés, que inevitablemente genera depresión mayor, trastorno de pánico y ansie-
dad generalizada, manifestaciones todas acompañadas de sintomatología somática tal como
hipertensión, asma, y síndromes dolorosos crónicos.6,7Todas estas manifestaciones de carga alostásica hacen susceptible al individuo de buscar alivio y lo común es que éste se busque en la ingesta de alcohol o
en el abuso de drogas.Este número presenta la conferencia impartida en el Simposio Neurobiología del estrés, cuyo propósito primordial fue revisar y analizar funciones cerebrales que se afectan por el estrés, funciones imprescindibles en la vida diaria, por ejemplo, los mecanismos de la memoria, la estabilidad del sueño, la defensa inmunológica y el cambio conductual
que lleva al individuo al abuso y adicción a drogas.

AGRADECIMIENTO
A DGAPA, UNAM, proyecto IN220102.

REFERENCIAS
1. McEwen B. The end of stress as we know it. Joseph Henry
Press (ed.). Washington, DC: 2002, p. xi + 239.
2. McEwen BS. Sex, stress, and the hippocampus: allostasis,
allostatic load and the aging process. Neurobiol Aging
2002; 23: 921-31.
3. Waldstein SR, Katzel LI. Stress-induced blood pressure reactivity
and cognitive function. Neurology 2005; 64: 1746-9.
4. Sapolsky RM. Glucocorticoids, stress and their adverse
neurological effects relevance to aging. Exp Gerontol 1999;
34: 721-32.
5. Kroencke DC, Denney DR. Stress and coping in multiple
sclerosis: exacerbation, remission and chronic subgroups.
Multiple Sclerosis 1999; 5: 89-99.
6. Yehuda R. Post-traumatic stress disorder. NEJM 2002; 346:
108-14.
7. Van Praga HM. Can stress cause depression? World J Biol
Psychiat 2005; 6(Supp 2): 5-22.

articulo tomado de: 
http://web.a.ebscohost.com/ehost/pdfviewer/pdfviewer?sid=018ffd28-aa9d-4f6e-8c89-cc93f18c82d2%40sessionmgr4001&vid=14&hid=4209



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