domingo, 18 de mayo de 2014

biological basis of anxiety



Bases biológicas de la ansiedad. Parte I.



Silvia Herlyn



La  ansiedad  es  una  experiencia  universalmente  conocida.  Respuesta  esperable  ante
situaciones  que  connotan  un    riesgo.  En  este  sentido,  podría  considerarse  una  ansiedad
fisiológica.  Pero  existen otras  situaciones  en  donde  se  dispara  la  respuesta  ansiosa  que  es
importante  considerar.  Puede  ser  desencadenada  por  medicamentos,  por  ejemplo,  por  la
hormona tiroidea, por ciertos descongestivos; por sustancias psicoactivas, como la cafeína;
o puede ser gatillada por enfermedades médicas, una persona que cursa un infarto agudo de
miocardio experimenta ansiedad, o alguien que presenta una  crisis de broncoespasmo. De
hecho, son situaciones en donde hay una percepción de amenaza proveniente del cuerpo.

Se habla de trastornos de ansiedad cuando no hay correlación entre el estímulo ansiogénico
y la respuesta ansiosa; puede ser por la magnitud de la misma, la persistencia en el tiempo o
el desligamiento entre ambos, estímulo y respuesta.

La respuesta ansiosa es mediada por el sistema nervioso central, que se caracteriza por ser
un sistema complejo, dinámico y abierto.

El  sistema  nervioso  central  está  constituído  por  la  médula  espinal,  el  bulbo  raquídeo,  la
protuberancia,  el  mesencéfalo,  el  diencéfalo,  el  cerebelo  y  los  hemisferios  cerebrales.
Permanece “empaquetado” por la barrera hematoencefálica y se conecta con todo el cuerpo
a través del sistema nervioso autónomo o periférico. Las señales que captan los órganos de
los  sentidos  y  se  conducen  por  el  sistema  nervioso  periférico  hacia  el  sistema  nervioso
central se denominan aferencias.  Las respuestas del sistema nervioso central que emergen
hacia distintas partes del cuerpo a través del sistema nervioso periférico son eferencias.

Las  aferencias  se  corresponden  con  las  sensaciones  que  recepcionan  los  órganos  de  los
sentidos  y  que  se  procesarán  primero  en  las  correspondientes  áreas  somatosensoriales
cerebrales. Por ejemplo, los estímulos captados por la retina se procesarán en el área visual
occipital. Los distintos tipos de información captados por los sentidos se procesan en áreas
de asociación primarias.  Para la vista, se tratará  de integrar color, forma, etc.  Finalmente,
hay  áreas  de  asociación  secundarias,  que  asocian  justamente  información  procedente  de
distintos  sentidos.  Por  ejemplo,  color,  textura,  sonido,  aroma.  Las  áreas  de  asociación
secundaria  son:  la  corteza  prefrontal  CPF,  el  sistema  límbico  y  la  corteza  de  asociación
posterior.

La llegada de los estímulos captados por los sentidos al cerebro se hace previa estación en
el  tálamo.  El  tálamo  es  una  importante  estructura  del  diencéfalo.  Hay  dos  funciones  del
tálamo  en  este  sentido:  funciona  como  estación  de  relevo,  puesto  en  el  camino  hacia  el
destino  final;  y,  además  cumple  función  de  filtro.  Como  filtro,  impide  que  todos  los
estímulos lleguen a la corteza. La falla del tálamo en su función de filtro ha sido postulada
en problemas psicopatológicos, como la esquizofrenia.







Desde el tálamo surgen dos vías respondedoras a estímulos: la vía talámica directa y la vía
talámica indirecta.

1-. Expresiones de la respuesta ansiosa

La expresión de la ansiedad toma al cuerpo produciendo respuestas motoras, autonómicas y
endócrinas.  Algunos  autores  han  dicho  que  el  cuerpo  es  el  teatro  de  la  expresión  de  las
emociones. La expresión es del orden de lo observable e involucra respuestas inconscientes.

1.a-. Expresión motora

La vía talámica directa es, como se puede imaginar, la más corta, y, también la más rápida.
El tálamo pasa la información al complejo nuclear amigdalino, que producirá la respuesta
motora. El complejo nuclear amigdalino forma parte del sistema límbico y se parece a una
almendra.  Es  una  parte  subcortical  del  sistema  límbico.  Sobre  la  amígdala  ha  habido  una
explosión de estudios de investigación en los últimos años. El protagonismo de la amígdala
tiene que ver con su rol como coordinadora de las respuestas vinculadas a la expresión de la
ansiedad y a la experiencia ansiosa.

Se ha hecho referencia a la respuesta motora. La respuesta motora en la ansiedad puede ser
de lucha o de tipo evitativo, de huída. Lo que los anglosajones llaman “fight or flight”.

La  respuesta  producida  por  vía  talámica  directa  es  subcortical.  Puede  resumirse  como
aferencia  –  tálamo  –  complejo  nuclear  amigdalino  –  eferencia.  Implica  acción  sin
pensamiento. Si una persona acerca su brazo a la tapa de un horno y siente que se quema,
retira inmediatamente el brazo sin pensarlo. 

La  vía  talámica  indirecta  es  la  siguiente:  aferencia  –  tálamo  –  CPF  –  complejo  nuclear
amigdalino  –  eferencia  (respuesta  motora).  Como  se  puede  apreciar  es  una  respuesta
cortical más elaborada, más integrada y más sofisticada.

La vía talámica directa gana en velocidad, es 300 milisegundos más rápida que la indirecta.
Cuando  no  hay  sincronía  entre  las  dos  vías  pueden  producirse  respuestas  inapropiadas  o
menos eficientes, como quedarse congelado frente al peligro por parálisis o una activación
desenfrenada de la amígdala.

La  CPF  tiene  una  parte  dorsal,  exterior,  que  está  involucrada  en  las  funciones  ejecutivas
superiores; y otra porción ventral, medial, que hace de stop a la amígdala ya que ejerce una
acción inhibitoria.

La  respuesta  motora  (lucha,  huída,  parálisis)  es  una  de  las  formas  de  expresión  de  la
ansiedad,  las  otras  son  la  autonómica  y  la  endocrinológica,  y  podría  mencionarse  la
inmunológica.

1.b-. Expresión autonómica





La  expresión  autonómica  depende  de  los  núcleos  del  tronco  encefálico.  Las  aferencias
dolorosas llegan directamente a ellos. También reciben aferencias de la coordinadora de las
respuestas ansiosas, la amígdala. La activación simpática produce aumento de la frecuencia
cardíaca  o  taquicardia,  percepción  del  latido  cardíaco  o  palpitaciones,  aumento  de  la
frecuencia  respiratoria,  de  la  tensión  arterial,  dilatación  pupilar  o  midriasis,  mayor
velocidad  de  los  reflejos;  en  general  la  activación  de  los  núcleos  protuberanciales  se
relaciona con el estado de alerta o vigilancia, la persona está en guardia, lista para atacar o
para salir corriendo.

La  activación  de  los  núcleos  bulbares  se  asocia  con  reacciones  que  defensivamente  no
serían  óptimas,  como  producir  bradicardia  o  disminución  del  ritmo  cardíaco  que  puede
relacionarse  por  ejemplo  con  síncope  o  desvanecimiento  o  con  pérdida  del  control  de
esfínteres. Son respuestas parasimpáticas.

1.c-. Expresión endócrina

Cuando  la  amígdala  transmite  estímulos  al  hipotálamo,  se  activa  un  importante  eje  del
sistema endocrinológico, el eje hipotálamo – hipofiso – adrenal.

El hipotálamo, situado extremadamente cerca del tálamo, como su nombre lo indica, es la
glándula  jerárquicamente  superior  del  organismo.  De  ella  depende  la  regulación  de  todas
las  otras  glándulas  del  organismo.  Libera  el  CRH  o  factor  liberado  de  corticotrofina,  que
impacta  sobre  la  hipófisis.  Hipotálamo  e  hipófisis  alojadas  en  la  intimidad  del  sistema
nervioso  central,  operarán  a  distancia  sobre  las  demás  glándulas  a  través  de  la  ACTH  o
adrenocorticotrofina  liberada  por  la  hipófisis.  Entre  todas  las  glándulas  que  bañará  la
ACTH se destaca la corteza suprarrenal, productora de corticoesteroides.

Los  corticoesteroides  son  liberados  con  un  ritmo  circadiano.  Quiere  decir  que  varía  entre
los distintos momentos del día. La secreción máxima se produce por la mañana. El dosaje
de  cortisol  en  plasma  varía  según  el  momento  del  día  en  el  cual  sea  extraída  la  muestra
sanguínea. 

Los estímulos ansiogénicos activan el eje hipotálamo – hipófiso – adrenal, aumentando la
liberación de cortisol. El cortisol está involucrado con un mayor rendimiento del organismo:
subida de energía, aumento de la ingesta (en especial de carbohidratos, puede asociarse al
deseo compulsivo de dulces propio de la ansiedad o también conocido como “craving” de
dulces),  reserva  de  calorías,  aumento  del  umbral  al  dolor,  disminución  de  la  respuesta
inflamatoria.

Cuando las concentraciones plasmáticas de cortisol son altas, producen una regulación  a la
baja del número de receptores del hipocampo al cortisol. El hipocampo es parte del sistema
límbico, involucrado en la memoria episódica o biográfica o memoria de la asociación libre.
La regulación a la baja del número de receptores produce una falla en la retroalimentación
negativa o “feed back” negativo sobre la liberación de cortisol. De modo que se establece
un equilibrio con niveles más altos de cortisol.





Comúnmente,  con  la  desaparición  del  estímulo  ansiogénico  disminuye  el  cortisol,  se
recuperan el número de receptores y la sensibilidad al “feed back”. Pero la persistencia del
estímulo ansiogénico, una exposición prolongada a él, se asocia con la falta de supresión en
la  producción  de  cortisol.  Ocurre  en  la  depresión.  Ansiedad  y  depresión  comparten  las
bases  biológicas,  lo  cual  explica  la  respuesta  positiva  de  ambas  a  los  mal  llamados
antidepresivos, que tienen diversas acciones, entre las que se cuenta la acción antidepresiva
y  la  acción  ansiolítica.  Muchos  pacientes  con  depresión  no  responden  a  la  prueba  de
supresión  de  la  dexametasona.  Dexametasona  es  un  corticoide  exógeno.  Cuando  se  le
administra  a  una  persona,  produce  una  disminución  en  la  síntesis  de  los  corticoesteroides
endógenos.  En  la  depresión,  aunque  la  persona  reciba  dexametasona  sigue  fabricando  y
liberando altas cantidades de cortisol.

El  cortisol  tiene  un  efecto  dañino  sobre  las  neuronas  del  hipocampo,  las  atrofian.
Disminuye el número de dendritas  y se  empequeñecen.  La serotonina  está involucrada en
esta  cuestión  y  el  aumento  de  serotonina  durante  el  tratamiento  permite  que  puedan
“florecer” las mustias neuronas hipocampales.



2-. Experiencia de la ansiedad

La experiencia se refiere al estado de sentimiento que puede ser representado y es del orden
de lo privado. La experiencia de la ansiedad es opaca. Para neurobiólogos como Damasio o
Kandel  es  consciente  y  permite  interpretar  las  reacciones  que  se  producen  en  el  cuerpo  o
expresiones que ya se han planteado. Ledoux, en cambio, habla de estados de sentimiento
que  pueden  ser  hechos  conscientes  y  de  estados  de  sentimiento  representados
inconscientemente.

En la experiencia de la ansiedad intervienen el hipocampo, la corteza cingulada anterior y
la corteza prefrontal.

El  hipocampo  tiene  a  su  cargo  la  interpretación  del  potencial  amenazante,  relacionándolo
con  experiencias  pasadas.  De  su  evaluación  puede  ocurrir  que  se  active  la  cascada  de  la
ansiedad o que esto no ocurra. 

La  amígdala,  en  tanto  coordinadora  de  todo  lo  relacionado  con  las  expresiones  y  con  la
experiencia de las emociones, interacciona:

a-   con  el  hipocampo,  aportando  el  significado  afectivo  y  aumentando  la  fijación,
consolidación y evocación de la memoria;
b-   con la corteza cingulada anterior, nexo entre circuitos límbicos y cognitivos;
c-   con la corteza prefrontal; su sección orbito – frontal posee interacciones recíprocas
con la amígdala y se relaciona con las respuestas al entorno. La sección dorso lateral
está implicada en funciones ejecutivas superiores. 





Las  respuestas  de  lucha  o  escape  dependerán  de  estas  interacciones,  que  posibilitan  la
planificación de la acción. La respuesta motora extrapiramidal tiene que ver con las fibras
que procedentes de la amígdala llegan al cuerpo estriado.


Bibliografía

Stahl,  Stephen.  Psicofarmacología  esencial  de  Stahl.  Tomo  II.  Editorial  Aula  Médica.
Madrid.  2011
Bauleo,  Armando  -  Alvano,  Alejandro  Sebastián.  Avatares  de  la  clínica.  Mediciencia.
Buenos Aires. 2004
Fratícola, Gabriel. Neuroanatomía en psiquiatría. 2008




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