Bases
biológicas de la ansiedad. Parte I.
Silvia Herlyn
La ansiedad
es una experiencia
universalmente conocida. Respuesta
esperable ante
situaciones que
connotan un riesgo.
En este sentido,
podría considerarse una
ansiedad
fisiológica. Pero
existen otras situaciones en
donde se dispara
la respuesta ansiosa
que es
importante considerar.
Puede ser desencadenada
por medicamentos, por
ejemplo, por la
hormona tiroidea, por
ciertos descongestivos; por sustancias psicoactivas, como la cafeína;
o puede ser gatillada
por enfermedades médicas, una persona que cursa un infarto agudo de
miocardio experimenta
ansiedad, o alguien que presenta una
crisis de broncoespasmo. De
hecho,
son situaciones en donde hay una percepción de amenaza proveniente del cuerpo.
Se habla de
trastornos de ansiedad cuando no hay correlación entre el estímulo ansiogénico
y la respuesta
ansiosa; puede ser por la magnitud de la misma, la persistencia en el tiempo o
el
desligamiento entre ambos, estímulo y respuesta.
La respuesta ansiosa
es mediada por el sistema nervioso central, que se caracteriza por ser
un
sistema complejo, dinámico y abierto.
El sistema
nervioso central está
constituído por la
médula espinal, el
bulbo raquídeo, la
protuberancia, el
mesencéfalo, el diencéfalo,
el cerebelo y
los hemisferios cerebrales.
Permanece “empaquetado”
por la barrera hematoencefálica y se conecta con todo el cuerpo
a través del sistema
nervioso autónomo o periférico. Las señales que captan los órganos de
los sentidos
y se conducen
por el sistema
nervioso periférico hacia
el sistema nervioso
central se denominan
aferencias. Las respuestas del sistema
nervioso central que emergen
hacia
distintas partes del cuerpo a través del sistema nervioso periférico son
eferencias.
Las aferencias
se corresponden con
las sensaciones que
recepcionan los órganos
de los
sentidos y
que se procesarán
primero en las
correspondientes áreas somatosensoriales
cerebrales. Por
ejemplo, los estímulos captados por la retina se procesarán en el área visual
occipital. Los
distintos tipos de información captados por los sentidos se procesan en áreas
de asociación
primarias. Para la vista, se
tratará de integrar color, forma,
etc. Finalmente,
hay áreas
de asociación secundarias,
que asocian justamente
información procedente de
distintos sentidos.
Por ejemplo, color,
textura, sonido, aroma.
Las áreas de
asociación
secundaria son:
la corteza prefrontal
CPF, el sistema
límbico y la
corteza de asociación
posterior.
La llegada de los
estímulos captados por los sentidos al cerebro se hace previa estación en
el tálamo.
El tálamo es
una importante estructura
del diencéfalo. Hay
dos funciones del
tálamo en
este sentido: funciona
como estación de
relevo, puesto en
el camino hacia
el
destino final;
y, además cumple
función de filtro.
Como filtro, impide
que todos los
estímulos lleguen a
la corteza. La falla del tálamo en su función de filtro ha sido postulada
en
problemas psicopatológicos, como la esquizofrenia.
Desde
el tálamo surgen dos vías respondedoras a estímulos: la vía talámica directa y
la vía
talámica
indirecta.
1-.
Expresiones de la respuesta ansiosa
La expresión de la
ansiedad toma al cuerpo produciendo respuestas motoras, autonómicas y
endócrinas. Algunos
autores han dicho
que el cuerpo
es el teatro
de la expresión
de las
emociones. La
expresión es del orden de lo observable e involucra respuestas inconscientes.
1.a-.
Expresión motora
La vía talámica
directa es, como se puede imaginar, la más corta, y, también la más rápida.
El tálamo pasa la
información al complejo nuclear amigdalino, que producirá la respuesta
motora. El complejo
nuclear amigdalino forma parte del sistema límbico y se parece a una
almendra. Es
una parte subcortical
del sistema límbico.
Sobre la amígdala
ha habido una
explosión de estudios
de investigación en los últimos años. El protagonismo de la amígdala
tiene que ver con su
rol como coordinadora de las respuestas vinculadas a la expresión de la
ansiedad
y a la experiencia ansiosa.
Se ha hecho
referencia a la respuesta motora. La respuesta motora en la ansiedad puede ser
de
lucha o de tipo evitativo, de huída. Lo que los anglosajones llaman “fight or
flight”.
La respuesta
producida por vía
talámica directa es
subcortical. Puede resumirse
como
aferencia –
tálamo – complejo
nuclear amigdalino –
eferencia. Implica acción
sin
pensamiento. Si una
persona acerca su brazo a la tapa de un horno y siente que se quema,
retira
inmediatamente el brazo sin pensarlo.
La vía
talámica indirecta es la siguiente:
aferencia – tálamo
– CPF –
complejo nuclear
amigdalino –
eferencia (respuesta motora).
Como se puede
apreciar es una
respuesta
cortical
más elaborada, más integrada y más sofisticada.
La
vía talámica directa gana en velocidad, es 300 milisegundos más rápida que la
indirecta.
Cuando no
hay sincronía entre
las dos vías
pueden producirse respuestas
inapropiadas o
menos eficientes,
como quedarse congelado frente al peligro por parálisis o una activación
desenfrenada
de la amígdala.
La CPF
tiene una parte
dorsal, exterior, que
está involucrada en
las funciones ejecutivas
superiores; y otra
porción ventral, medial, que hace de stop a la amígdala ya que ejerce una
acción
inhibitoria.
La respuesta
motora (lucha, huída,
parálisis) es una
de las formas
de expresión de la
ansiedad, las
otras son la
autonómica y la
endocrinológica, y podría
mencionarse la
inmunológica.
1.b-.
Expresión autonómica
La expresión
autonómica depende de
los núcleos del
tronco encefálico. Las
aferencias
dolorosas llegan
directamente a ellos. También reciben aferencias de la coordinadora de las
respuestas ansiosas,
la amígdala. La activación simpática produce aumento de la frecuencia
cardíaca o
taquicardia, percepción del
latido cardíaco o
palpitaciones, aumento de la
frecuencia respiratoria,
de la tensión
arterial, dilatación pupilar
o midriasis, mayor
velocidad de
los reflejos; en
general la activación
de los núcleos
protuberanciales se
relaciona con el
estado de alerta o vigilancia, la persona está en guardia, lista para atacar o
para
salir corriendo.
La activación
de los núcleos
bulbares se asocia
con reacciones que
defensivamente no
serían óptimas,
como producir bradicardia
o disminución del
ritmo cardíaco que
puede
relacionarse por
ejemplo con síncope
o desvanecimiento o
con pérdida del
control de
esfínteres.
Son respuestas parasimpáticas.
1.c-.
Expresión endócrina
Cuando la
amígdala transmite estímulos
al hipotálamo, se
activa un importante
eje del
sistema
endocrinológico, el eje hipotálamo – hipofiso – adrenal.
El hipotálamo,
situado extremadamente cerca del tálamo, como su nombre lo indica, es la
glándula jerárquicamente superior
del organismo. De
ella depende la
regulación de todas
las otras
glándulas del organismo.
Libera el CRH
o factor liberado
de corticotrofina, que
impacta sobre
la hipófisis. Hipotálamo
e hipófisis alojadas
en la intimidad
del sistema
nervioso central,
operarán a distancia
sobre las demás
glándulas a través
de la ACTH o
adrenocorticotrofina liberada
por la hipófisis.
Entre todas las
glándulas que bañará
la
ACTH
se destaca la corteza suprarrenal, productora de corticoesteroides.
Los corticoesteroides son
liberados con un
ritmo circadiano. Quiere
decir que varía
entre
los distintos
momentos del día. La secreción máxima se produce por la mañana. El dosaje
de cortisol
en plasma varía
según el momento
del día en
el cual sea
extraída la muestra
sanguínea.
Los estímulos
ansiogénicos activan el eje hipotálamo – hipófiso – adrenal, aumentando la
liberación
de cortisol. El cortisol está involucrado con un mayor rendimiento del
organismo:
subida
de energía, aumento de la ingesta (en especial de carbohidratos, puede
asociarse al
deseo
compulsivo de dulces propio de la ansiedad o también conocido como “craving” de
dulces), reserva
de calorías, aumento
del umbral al
dolor, disminución de
la respuesta
inflamatoria.
Cuando
las concentraciones plasmáticas de cortisol son altas, producen una
regulación a la
baja
del número de receptores del hipocampo al cortisol. El hipocampo es parte del
sistema
límbico, involucrado
en la memoria episódica o biográfica o memoria de la asociación libre.
La
regulación a la baja del número de receptores produce una falla en la
retroalimentación
negativa
o “feed back” negativo sobre la liberación de cortisol. De modo que se
establece
un
equilibrio con niveles más altos de cortisol.
Comúnmente, con
la desaparición del
estímulo ansiogénico disminuye el
cortisol, se
recuperan el número
de receptores y la sensibilidad al “feed back”. Pero la persistencia del
estímulo ansiogénico,
una exposición prolongada a él, se asocia con la falta de supresión en
la producción
de cortisol. Ocurre
en la depresión.
Ansiedad y depresión
comparten las
bases biológicas,
lo cual explica
la respuesta positiva
de ambas a
los mal llamados
antidepresivos, que
tienen diversas acciones, entre las que se cuenta la acción antidepresiva
y la
acción ansiolítica. Muchos
pacientes con depresión
no responden a
la prueba de
supresión de
la dexametasona. Dexametasona
es un corticoide
exógeno. Cuando se le
administra a
una persona, produce
una disminución en
la síntesis de
los corticoesteroides
endógenos. En
la depresión, aunque
la persona reciba
dexametasona sigue fabricando
y
liberando
altas cantidades de cortisol.
El cortisol
tiene un efecto
dañino sobre las
neuronas del hipocampo,
las atrofian.
Disminuye el número
de dendritas y se empequeñecen.
La serotonina está involucrada en
esta cuestión
y el aumento
de serotonina durante
el tratamiento permite
que puedan
“florecer”
las mustias neuronas hipocampales.
2-.
Experiencia de la ansiedad
La experiencia se
refiere al estado de sentimiento que puede ser representado y es del orden
de lo privado. La
experiencia de la ansiedad es opaca. Para neurobiólogos como Damasio o
Kandel es
consciente y permite
interpretar las reacciones
que se producen
en el cuerpo
o
expresiones que ya se
han planteado. Ledoux, en cambio, habla de estados de sentimiento
que pueden
ser hechos conscientes
y de estados
de sentimiento representados
inconscientemente.
En la experiencia de
la ansiedad intervienen el hipocampo, la corteza cingulada anterior y
la
corteza prefrontal.
El hipocampo
tiene a su cargo la
interpretación del potencial
amenazante, relacionándolo
con experiencias
pasadas. De su
evaluación puede ocurrir
que se active
la cascada de la
ansiedad
o que esto no ocurra.
La amígdala,
en tanto coordinadora
de todo lo
relacionado con las
expresiones y con la
experiencia
de las emociones, interacciona:
a- con el
hipocampo, aportando el
significado afectivo y
aumentando la fijación,
consolidación
y evocación de la memoria;
b- con la corteza cingulada
anterior, nexo entre circuitos límbicos y cognitivos;
c- con la corteza
prefrontal; su sección orbito – frontal posee interacciones recíprocas
con la amígdala y se
relaciona con las respuestas al entorno. La sección dorso lateral
está
implicada en funciones ejecutivas superiores.
Las respuestas
de lucha o
escape dependerán de
estas interacciones, que
posibilitan la
planificación de la
acción. La respuesta motora extrapiramidal tiene que ver con las fibras
que
procedentes de la amígdala llegan al cuerpo estriado.
Bibliografía
Stahl, Stephen.
Psicofarmacología esencial de
Stahl. Tomo II.
Editorial Aula Médica.
Madrid. 2011
Bauleo, Armando
- Alvano, Alejandro
Sebastián. Avatares de
la clínica. Mediciencia.
Buenos
Aires. 2004
Fratícola,
Gabriel. Neuroanatomía en psiquiatría. 2008
ü
Documento en línea,
tomado de http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/sitios_catedras/electivas/616_psicofarmacologia/material/bases_biologicas_ansiedad1.pdf.
18/05/14 11:16 AM
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